domingo, 31 de mayo de 2020

EL JOVEN SAMURAI


Sinopsis: Agosto de 1611

Jack Fletcher naufraga en la cosa de Japón. Rescatado por el legendario maestro Masamoto Takeshi, empieza su formación en la escuela de samuráis, donde debe luchar por su propia supervivencia…Pese al apoyo de su amiga Akiko, Jack esta solo y debe esforzarse por conseguir el respeto de sus contrincantes. Con valentía y la espada en alto, ¿Podrá el joven demostrar su coraje y enfrentarse a su mortífero rival?



 Otro de tantos libros subestimados en una estantería de literatura juvenil, que si bien a priori parece recomendarse para jóvenes, puedes encontrar un Filón, con multitud de datos interesantes.

Desde técnicas de combate, lugares históricos, frases filosóficas, proverbios zen, festividades, cultura, etiqueta…. Todo ello maravillosamente escrito, dando un realismo y verosimilitud, que acaba por atrapar al lector. En este libro en concreto, el autor inglés y artista marcial Chris Bradford nos regala un libro de aventuras ambientado en un periodo de transición en el país de Japón.

Todos los paisajes que se describen son exactamente igual a como la historia nos enseña, la indumentaria, sus habitantes, su comportamiento... Algo que se agradece enormemente, ya que sin que el lector se de cuenta, tanto el idioma, como la fascinante cultura japonesa te absorbe completamente.

El libro nos pone en la piel de un joven de doce años, Jack Fletcher, un tripulante del Barco Alexandría, que sale a la mar junto a su padre el piloto del barco, para encontrar el misterioso país de Japón, donde se dice que se encuentra una increíble fortuna para todos aquellos que consigan encontrarla.



Las circunstancias le llevan a formar parte de este nuevo mundo, donde tendrá que enfrentase a toda clase de enemigos: El ninja Ojo de dragón ( Dokugan Ryu ), el antagonista de la serie y responsable de la desdicha de nuestro protagonista. Oda Kazuki, un arrogante y engreído estudiante de la escuela y su principal rival, que odia a los Gaijin ( Forastero) por considerarlos inferiores. El Daimyo Kamakura Katsuro, un señor feudal abusivo y narcisista, que abusa de su poder y no tolera ninguna falta de respeto.

Pero también encontrará poderosos aliados: Akiko, Su primera amiga e hija de una honorable casta samurái, hermosa y letal, muestra una gran técnica con el arco. Es la primera persona que ve Jack y se convertirá en su inseparable compañera. Es una gran confidente y uno de los apoyos mas grandes de Jack en la escuela. Su deseo es convertirse en una persona digna de su heroína, la mítica Tomoe gozen. Yamato, Segundo hijo del gran Masamoto Takeshi, obligado por su padre a tratar a Jack como un hermano, al principio no congeniara con nuestro protagonista, viéndolo como un pobre sustituto de su fallecido hermano Tenno, esconde un espíritu valeroso, pero ensombrecido por la pena y la amargura de no ser suficientemente bueno a ojos de su padre.



Su estancia en la escuela de los guerreros, lo llevara a superar desafíos cada vez mas grandes, en los que su coraje y valentía serán puestas a prueba. Profesores estrictos, una tierra desconocida llena de peligros, un legado que puede cambiar el mundo…

Una lectura mas que recomendada, que te enseñara mas de lo que te puedes imaginar. Para todos aquellos que dominen el inglés, tendrán a su disposición la colección completa de siete libros, los tres primeros en Español y fácilmente disponibles en el mercado.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Jungla

En la jungla sentí un instante de conexion con la naturaleza 
con la madre naturaleza, 
como si mis piernas fuesen raíces 
que se enganchaban a la tierra, 
y escuché su latido: intenso, fiero, en constante moviemiento. 



viernes, 8 de mayo de 2020

El niño más viejo del mundo

La niña cogió el álbum de fotos, lo sostenia entre las manos mientras repasaba atentamente cada una de ellas.
- ¿Ésta es del día en que os casasteis, verdad, abuela?
-Eso es, aquí mismo, en la iglesia del pueblo -respondió la abuela.
- ¿Y cómo os conocisteis tú y el abuelo? 
- Un día apareció en el pueblo un joven, apuesto y muy guapo en busca de trabajo. Nos conocimos como entonces lo hacían la mayoría de las parejas, en el baile, en las fiestas de verano.
- Abuela, echo mucho de menos al abuelo. No sé por qué se tuvo que morir, ¿por qué, abuela, por qué? - insistio la niña.
-Todos nos tenemos que morir antes o después, y eso es lo mejor que nos puede pasar - respondió la abuela.
- ¡Nooo!, pero ¿por qué? ¿Por qué no podemos vivir eternamente?
- Sí, si podemos, si nos cae esa desgracia. Tu abuelo, por ejemplo, vivió eternamente durante mucho tiempo.
La niña frunció el ceñ y se aparto un poco de la abuela. Ésta la cogió de la mano y empezó a mecerse frente al fuego.
- ¿Eternamente? Si hubiera sido así, ahora estaría vivo -dijo la niña.
- Y lo está, de alguna manera. ¿Quieres que te cuente la historia?
-¿Qué historia, abuela?
- Yo tenía sólo once años- empezo a contar la abuela- el día en que mi padre nos llevó por primera vez al circo. Mi padre, ¡ay! Ojalá lo hubieras conocido. Bueno, que me despisto. Te decía que mi padre nos llevó al circo a mí y a mis hermanas, Bea y Lola, que ya eran unas mozas de trece y quince años. Aquellá era la primera vez que íbamos al circo, nunca había ido un circo al pueblo, y lo hizo ese año durante las fiestas de verano.
Recuerdo que la mañana había sido calurosa y que después de comer, ya en los postres, mi padre nos sorprendió con las entradas. Nos plantamos frente a la carpa a las cinco en punto, excitadas y entusiasmadas con la función, y allí vimos leones y elefantes, payasos, trapecistas y equilibristas, un espectáculo asombroso. Piensa que en mi época no había televisión ni nada. Así que las tres lo pasamos en grande, hasta que llegó el número de mayor reclamo. El presentador anunció que íbamos a ver, en persona, un espectáculo singular, único en el mundo; podríamos contemplar a la criatura más increíble jamás imaginada: el niño mas viejo del mundo.
De repente, se apagaron las luces, el circo se quedó totalmente a oscuras y en silencio por unos segundos y, luego, de repente, un foco iluminó la pista central. De una jaula sacaron a un ser pequeño, completamente calvo, de gran cabeza ovalada, y una nariz torcida y angulosa, encorvada, como el pico de un loro. Se quedó agachado, de cuclillas; vi que, por momentos, se tapaba la cara, como si tuviera miedo de lo que fuera a acontecer o se avengonzara de ser así expuesto. El domador, el mismo que había sometido a los leones con su látigo, lo obligaba a acercarse al público tirando de la correa que el niño, o lo que fuera, llevaba anundada al cuello. En un instante, sufrió una total transformación, los ojos se le agrandaron y enrojecieron, la mirada se le volvió hosca, amenazante, como si repudiara a cuantos allí lo comtemplábamos. "Tengan cuidado cuidado, no dejen que se les acerque demasiado, de un solo zarpazo podría arrancarles el corazón. Es el niño más viejo del mundo, fue hallado donde habita la mayor concentración de seres mágicos y prodigiosos, en la cima de los montes Urshus, por una expecidición de alpinistas ingleses en el año 1781, y créanme cuando les digo que, antes de ser atrapado, consiguió liquidar a tres expedicionarios. No se fíen de su pueril apariencia, pues el hechizo, que así lo mantiene, lo dota de una fuerza y agilidad extraordinarias. Este niño que tienen delante, con casi doscientos años, sufrió el hechizo de un hada maligna, un hada que odiaba a los niños, desterrada por la corte de las hadas, por envidiosa y torticera. Este niño, del que aún hoy desconocemos su verdadero nombre, está condenado a la eterna puerilidad hasta que otra hada lo desencate. Mientras tanto, durante muchos, muchos años, será un monstruo eterno."
Al acabar de hablar, el domador empezó a acercarse aún más al público mientras nos advertía, una y otra vez, que tuviéramos cuidado y no permitiéramos que nos tocara. El público, asustado, se apartaba y, en cuanto lo tuvimos enfrente, fijó su mirada en mí, me sonrió y me tendió la mano. Yo, pese a todo, también extendí la mía, no me daba miedo, pero mi padre reaccionó de inmediato y me abrazó tan fuerte que impidió que me acercara. Después, sin opción a réplica nos dijo: "Vamonos, niñas y nos arrancó de allí sin más miramientos".
No hablamos ni dijimos nada en todo el camino de regreso a casa, mientras yo no podía sacarme de la mente la mirada enternecida de aquel ser, porque tenía la convicción de que quería decirme o pedirme algo. Así que esa misma noche me escapé; cuando todos dormían, bajé en silencio la escalera y aproveché la luz blaanca de la luna llena para correr, entre el miedo y la desesperación, a encontrarme con ese ser mágico. Lo habían metido en otra jaula, al lado de las cebras y los caballos. En cuanto noto mi presencia, se acercó hasta los barrotes y me miró con dulzura, como si me conociera o, quizá, de alguna forma, supieraa que yo volvería al circo. Dejé que me acariciara, me pasó el torso de la mano por la mejilla, suavemente, y en su rostro dibujo una sonrisa. Yo trataba de abrir la puerta, para dejarlo salir, pero me resultaba imposible. Con el ruido, alguien debió despertarse. -¿Quién anda ahi?-  oi que gritaban. Antes de irme, asustada, él me dio este anillo, ves, el que llevo como colgante y yo le di un beso a aquel ser mágico.

La niña cogió el anillo y vio la inscripcion en su interior. 
- ¿Y qué pone aqui, abuela?
- La verdad es que no lo sé, creo que nadie puede saberlo, pues seguramente es un idioma muy antiugo, desaparecido quizá, desconocido, por lo menos para mí, pero alguien me dijo una vez que pone "Volveré a por ti".
- ¿Y quién te lo dijo?
- Pues un joven, apuesto y muy guapo, que un día apareció por el pueblo en busca de trabajo y que yo conocí en el baile, como se conocían antes todas las parejas, una noche durante las fiestas de verano.

José Matas