lunes, 30 de marzo de 2020

El hada, el carrusel y la elección de amor

A veces me acuerdo de mi niñez. Los recuerdos, aunque escasos y difusos, vagan por mi mente al igual que las nubes se pasean por el cielo en los claros dias de verano. Lo curioso es que uno de ellos siempre ha brillado sobre los demas, como si su naturaleza lo hiciese imposible de olvidar, imperecedero.
Sentada en el porche delantero de mi modesta casita blanca recibi a Cal y Elissa con una sonrisa que solo las abuelas somos capaces de entender. Vestían el uniforme azul del colegio y sus cabellos relucian como fuentes doradas al entrar en contacto con los rayos de sol. Antaño, mi melena fue como la suya, aunque ahora las canas la cubren por completo.
-¡Abuela!-grito Elissa mientras corria para sentarse en mi regazo-, mira lo que hemos hecho en el colegio, es para ti.
Y me enseño el dibujo de una niña de pelo alado y vestido naranja con unos ojos azules que ocupaban casi todo su rostro.
No puedo evitar sonreir ante la sensibilidad de mi nieta.
-Vaya, Eli, muchas gracias. Es exactamente como la recuerdo.
La niña se emociono al oir aquello y me susurro:
-¿Se lo enseraras cuando venga?
-Por supuesto - respondi.
Caleb habia llegado hasta nosotras con cara de pocos amigos y, al sentarse en el peldaño de la escalera más proximo a su hermana gemela y a mi me pidio:
- Abuela, ¿podrias contarnos aquella historia otra vez?
- Si, si, si - coreó Elissa impaciente.

Y asi lo hice.
Ese dia mi madre trabajaba y yo ya estaba aburrida de quedarme sola en casa. En aquel entonces no teniamos mucho dinero y con siete años ya habia leido tres veces todos los libros de nuestra libreria. Asi que con todo el dinero que habia podido reunir, ya sea con el que conseguia debajo de los cojines del sofa o con el que me encontraba perdido en la calle, sali esa tarde a buscar una nueva aventura que leer.
Sabia donde debia buscar, ya que, cuando recorria con mama los puestecitos del mercado los domingos, siempre me paraba a observar la cristalera de la tienda verde repleta de libros viejos.
Al llegar me di cuenta de que debia de ponerme de puntillas para alcanzar el timbre, y cuando por fin lo consegui, la musica que salio de alli hizo que se me erizara el vello de la parte baja de la espalda. Pero era una musica hermosa.
No parecia que nadie fuese a abrir la puerta, mas yo no tenia la intención de rendirme.
-Entendereéis lo importante que era para mi conseguir ese libro, me sentía como la heroína de una de las historias que tantas veces habia releído. Explorando un mundo que por aquel entonces y, aunque se encontraran tan sólo a unas pocas manzanas de casa, se me hacia grandioso.
Así que giré el picaporte ajado y, para mi maravilla, la puerta estaba abierta. Di un primerr paso poco decidido, pero al respirar una bocanada de aire de la libreria, cualquier duda se esfumo.Podia notar el peculiar aroma de los libros antiguos, e incluso era capaz de saborear las leyendas que se escondían dentro de aquel tesoro.
No queria siquiera parpadear con tal de no perderme ningún segundo de esa visión tan magica. Libros grandes y pequeños; con portadas rojas, marrones, azules, violetas e incluso doradas; verticales, horizontales y del reves; llenando estanterias y armarios, pero también apilados en el suelo o en cualquier rincón de aquella habitación.
Cuando me di cuenta de la razón detras del nombre que los vecinos habían puesto a la tienda no pude más que reirme de mi misma. Nunca había entendido cómo una tienda con fachada de ladrillo y toldo rojo se llamaba la tienda verde. Ahora ya lo entendía, una decena de lámparas de cristal verde iluminaban todas esas páginas.
No sabía por dónde empezar a buscar, así que cerré los ojos y, despacio, dejé que mis pies comenzases a andar: 1...2....3....4....5...y 6 pasos fueron los que di antes de abrir los párpados y encontrarme delante de un reloj de cuco que se apoyaba encima de una pila de libros. Era feo, feo y tan antiguo que dudaba que aún funcionase. Miré el libro sobre el que estaba apoyado, pero era una especie de guía de Europa.
Pensé en lo raro que era que mis pies me hubiesen llevado hasta alli, normalmente el truco siempre me funcionaba. Suspiré algo decepcionada cuando una voz a mi espalda me hizo girar sobre mis talones al tiempo que pensaba alguna disculpa.
-Querida-me dijo una viejecita de pelo muy negro y trenzado-.
Solamente estas viendo lo que todos ven.
Y con una sonrisa vi que apretaba un botón situado a las doce en punto. Empezo a sonar música y entonces vi que el feo reloj se abría y dejaba salir un pequeño, pero perfectamente detallado carrusel con los colores más vivaces e indescriptibles que jamás hubieses visto. Y encima del cabello más bonito de todos, una niña del tamaño de la palma de mi mano giraba al son de la canción mientras hacía revolotear sus alitas transparentes y su roja melena volar. Estaba encantada.
Solté una especie de grito de sorpresa y ella se giró para mirarme un segundo antes de salir volando por la entana asustada.
Me di la vuelta para mirar a la tendera con lágrimas en los ojos pensando en que había despercidiado la mejor oportunidad de mi vida.
-No estes triste, volverá. A los seres mágicos les encanta divertirse en este carrusel. La volverás a ver cuando aprendas a fijarte en lo que a los demás les pasa desapercibido - dijo.
Así que me fui de allí con un libro muy muy antiguo sin nombre alguno, pero con dos alas doradas grabadas en su portada. Y con una lección. Una lección que he llevado conmigo desde aquel día y que me ha permetido ver la belleza y la magia en cada rincón, en cada alma.
-Abuela, ¿tú crees entonces que hasta la niña que se mete conmigo en clase es de alguna forma bella y mágica?
-Si, querida, incluso esa niña lo es si descubres donde debes mirar.
Esa noche, no fui la única de disfrutar del dibujo que había hecho Eli.

Raquel Soriano Velando





miércoles, 18 de marzo de 2020

Donde las palabras fallan, la música habla

Las voces angelicales de aquellos niños conseguian detener a todas y cada una de las personas que caminaban cerca de ellos. Los espectadores temblaban, y sus narices comenzaban a adoptar un color rojizo propio del frio invernal. Todos parecian olvidar las bajas temperaturas, mientras entonaban al mismo compas los villancicos del recital que habian improvisado aquellos jovenes en mitad de la calle principal del pueblo.
La dulce melodia se alzaba poco a poco hacia el cielo, atravesando con facilidad las pomposas nubes blancas. Y justo ahi, detras de una densa capa de niebla, se encontraba el todavia desconocido Reino Partitura. En el, habitan las hadas con las voces mas angelicales que podian existir, y aquellas hadasque no cantaban tocaban los instrumentos con un dominio absoluto. En el reino, tambien vivia un hada diferente al resto, ya que no tenia una voz angelical ni tampoco destaaca tocando ningun instrumento. De hecho, aun no habia pronunciado ni una sola palabra desde el dia de su nacimientno, y su don era completamente desconocido.
Una fria tarde de invierno, todas las hadas se reunieron frente a su casa para comunicarle que habia sido expulsada, ya que no parecia tener ninguna habilidad semenjante a la del resto de hadas que habitan alli.
Dejando atras el Reino Partitura, el hada descendio volando con sus ligeraas alas, y al bajar la mirada pudo contemplar las luces de un pequeño pueblo situado en el valle de una montaña. Decidio acercarse a pesar de todas las dificultades que se le estaban presentado en esa fria noche de diciembre, pero, justo cuando se disponia a entrar en aquella villa, una fuerte ventisca le impidio controlar su vuelo paralizandole las alas. El hada perdio del todo la orientacion y se dejo llevar por el viento, hasta que impacto estrepitosamente contra un ventanal. Una vez recuperada del fuerte golpe, alzo la mirada y se percato de que tras el cristal habia un niño sentado en la cama. Este extendio su brazo para coger un papel de su mesilla de noche y, en ese precioso instante, una lagrima se deslizo de sus rosadas mejillas, mientras miraba cabizbajo la hoja que tenia entre sus manos. Sin poder evitarlo, el hada resbalo en la fina capa de hielo que cubria la ventana, y golpeo sin querer el cristal. El niño la abrio para asegurarse de que no habia nadie espiandole, y aprovechando el momento, ella consiguio entrar en el interior de la morada. El niño volvio a cerrar la ventana, y se acomodo en su lecho tapandose hasta el cuello con las mantas que envolvian, dejando la tenue luz de su mesilla de noche encendida. La minuscula hada, que estab escondida tras una de las patas de la cama, se acerco al papel de la  mesilla de noche y pudo ver que se trataba  de un folleto que decia: <la coral de villancicos de Villa Felicia busca nuevos cantantes para compañarlos en la noche del 24 de diciembre. Completa esta breve inscripcion para poder unirte a nosotros>. En ella solo se pedia la direccion y el nombre de la persona que queria participar en el recital.
Llego el 24 de diciembre, y un grupo de chavales llamo a la puerta de la vivienda donde residia el niño:
- ¡Hola, estamos encantados de que cantes esta noche con nosotros! -le dijeron.
Pablo, que asi se llamaba, no daba credito a lo que estaba sucediendo, ya que desconocia que el hada habia sido la encargada de inscribirlo en la coral, porque la noche anterior habia visto su nombre escrito en el cartel de la puerta de su habitacion, y el numero justo en la entrada.
Los coristas se repartieron la cancion entre ellos, le dieron a Pablo las dos frases finales del villancico que cantarian, e inmediatamente despues comenzo el recital. Cuando llego la primera parte que le correspondia a Pablo, el publico se sorprendio mucho, ya que este parecio que se quedara totalmente en blanco. Una gota de sudor caia por su rostro sonrojado y las miradas de los espectoders parecian intimidarlo, pero justo detras de todo ese barullo aparecio la diminuta hada. Ella noto algo raro en su interior, y repentinamente sin saber muy bien el motivo, empezo a mover sus manos haciendo diferntes signos segun lo que decia la frase del niño, Pablo la observo con atencion y decidio imitarla ante los ojos atonitos de los asistentes.
Tras finalizar su actuacion, una gran ovacion inundo cada rincon del pueblo, aunque la mas fuerte procedia de los padres de Pablo, maravillados entre el resto de los espectadores.
El hada cerro los ojos sin saber muy bien lo que acababa de ocurrir, y aparecio automaticamente en el Reino Partitura cuando los abrio. Alli, todas sus compañeras la recibieron con entusiasmo y le explicaron todo lo que habia sucedido. En realidad, no la habian expulsado del reino por ser diferente , lo hicieron para que su don se activara, como lo habian hecho ellas cuando viajaron al mundo de los humanos para descubrirlos. Gracias a Pablo, ella habia descubierto su talento: era un hada de la musica como el resto, pero habia nacido sordomuda, con el fin de poder transmitir la musica a traves del lenguaje de signos a todos los niños del mundo con su misma discapacidad.
Pasaron muchos amos desde el recital navideño de Villa Felicia, pero la pequeña hada seguia utilizando su don por todos los rincones del planeta. Durante todo ese tiempo habia podido ayudar a millones de niños, pero su corazon no le permitia olvidar a uno en concreto: al que le ayudo a activar su don y le enseño que la peor discapacidad que existe es no darse cuenta de que todos somos iguales. Aquel niño llamado Pablo le demostro que lo que la mayoria de la gente ve como una carencia se puede convertir en una oportunidad.
Gracias a Pablo, el hada aprendio que donde las palabras falla, la musica habla.

Alejandro Blasco

martes, 17 de marzo de 2020

Aura, el hada de las avispas

Hace mucho tiempo, en un alejado rincón de la tierra,vivía Aura, una joven hada, Aura era muy querida por todos cuantos la rodeaban y, sin embargo casi, siempre solía sentirse bastante sola. Ya desde pequeña, cuando iba al colegio de las hadas, tenia problemas para hacer amigas. Durante los recreos, prefería sentarse sola en un rincón y sumergirse en su propio mundo de ensueños y fantasías.
En su casa, tampoco se sentía acompañada, ya que no tenia hermanas, y su madre siempre estaba muy ocupada organizando reuniones para las demás hadas.
De repente, un buen día, Aura decidió alejarse del mundo de las hadas y adentrarse en el de los mortales. Después de andar durante unas horas, llego hasta una pequeña y remota aldea. Miro a su alrededor y, a lo lejos, vislumbro a un grupo de niñas sentadas en un banco. Se acerco hasta ellas y les pregunto que les pasaba.
La mayor de todas se dirigió a Aura y le dijo:
- Hace meses que no podemos  jugar en nuestro parque porque esta lleno de unas avispas horribles.
- ¿Y no podéis acabar con ellas o, al menos, invitarlas a que se vayan a otra parte ? pregunto Aura.
- Nuestros padres lo han intentado sin éxito -contesto una de las niñas-, pero ellas siempre vuelven.
Aura, tras quedarse pensativa durante unos segundos, exclamo:
- ¡Yo puedo ayudaros a solucionar el problema! Hablare con ellas y las convenceré para que se vayan a otro sitio y las avispas reinas pongan allí sus nidos.
- ¿De verdad harías eso por nosotras? - pregunto otra de las niñas.
- Pues claro que si - contesto Aura. Decidme donde están exactamente y yo me ocupare de todo.
Las niñas, muy contentas, tomando de la mano a Aura la condujeron hasta el parque.
- Míralas - exclamo una de las pequeñas, ahí están.
El hada miro fijamente a su alrededor y dijo:
-Ahora, dejadme a solas con ellas y cuando volváis ya se habrán ido para siempre.

En realidad, las niñas jamas supieron lo que había pasado, pero lo cierto es que tras la conversación que Aura mantuvo con las avispas, estas jamas regresaron al parque.


Amalia Peradejordi


domingo, 15 de marzo de 2020

GRACELING


Hay gente en estas tierras que tiene poderes extraordinarios a los que llamamos gracias. Una gracia puede tener un valor infinito o puede ser totalmente inútil. Una gracia puede hacer que alguien sea veloz como el viento, o que sea capaz de predecir el tiempo, mientras que otras sólo harán que hables al revés o te subas a los árboles.

Mi nombre es Katsa. Soy un instrumento que mi Rey utiliza para castigar a sus enemigos. Mi gracia es matar.



Con esta introducción nos podemos hacer una idea de los que nos depara este primer libro de la saga de Los Siete Reinos.

Nos encontramos con una muchacha llamada Katsa, desde pequeña ha sido adiestrada por el rey, su tío, para sea su mano ejecutora, todo aquel que no sigue los dictados del rey, es visitado por nuestra pequeña amiga. 

Debido a un incidente cuando era pequeña, en el que su gracia despertó para protegerla frente las intenciones oscuras de su primo, siempre a vivido con miedo a hacer daño a los demás por su peligrosa gracia. Aun con un sino tan funesto, tiene buen corazón y siempre intenta ayudar a quien la necesite.

En la novela encontramos varios personajes interesantes:

El príncipe Raffin: Un joven inteligente, que intentar resolver todos los problemas que crea su padre el Rey Randa, actuando en la sombra para ayudar al reino.

El Rey Randa: actual rey de Terramendia, un dirigente cruel e irascible, que utiliza todo lo que tiene a su alcance, para amasar todo el poder y fortuna que pueda conseguir.

Oll: el capitán del ejercito del Rey Randa, amigo y confidente de Katsa, jefe del servicio secreto de su majestad.

Po: Uno de los príncipes del Rey Ror de Lenidia, un joven graceling misterioso, que se cruzada en el camino de nuestra protagonista para bien o para mal…

Lo que parecía una simple misión rutinaria, se convertirá en una búsqueda a través de varios continentes en búsqueda de la verdad, sobre un extraño secuestro, que será el desencadenante de toda la trama.

Un libro de aventuras y fantasía bastante entretenido, que si bien nos deja con muchas incógnitas, y un final algo apresurado, nos da para unos días de entretenimiento mas que decentes, y mas aún sabiendo que existen dos libros mas que completan la saga. Una idea no demasiado original, pero que rompe un poco el típico circulo del héroe que rescata a chica.