domingo, 5 de septiembre de 2021

GRISHAVERSE ASEDIO Y TORMENTA

 

Título: Asedio y Tormenta

Autora: Leigh Bardugo

Editorial: Hidra

Edición: Tapa

Número de páginas: 504

Año de publicación: 2014

Precio: 16€

Saga: Sí, trilogía, mas otras tres sagas dentro del mundo Grisha de momento

Sinopsis: ¡La esperada continuación de sombra y hueso. En su intento por huir de Ravka y dejar atrás a los Grisha, Alina y malyen se embarcan en un viaje a través del mar auténtico. Pero por mucho que lo deseen, hay tres cosas de las que Alina jamás podrá escapar: su pasado. Su poder. Y su destino. Alina pronto va a tener que enfrentarse a una terrible verdad. La oscuridad nunca muere. Perseguida a través del mar auténtico, atormentada por las vidas con las que acaba en la sombra, Alina trata de sobrevivir junto a mal en una Tierra extraña, a la vez que mantiene en secreto su identidad como invocadora del sol. Pero no podrá huir durante mucho tiempo ni de su pasado ni de su destino.





Asedio y tormenta es la continuación del libro sombra y hueso, y sigue la misma estela que el primero, aunque con algunas mejorías evidentes, como es la mayor profundidad de los personajes. Después de escapar de un destino funesto de servidumbre eterna, Alina y Mal intentan comenzar una nueva vida lejos de los conflictos. Pero como es natural, el pasado siempre encuentra la manera de regresar.

Después del desastre en la sombra, en la que muchos de los lideres de las tierras en conflicto desparecen, los agentes de Ravka buscan encarecidamente a la invocadora del sol. Ante esta perspectiva a nuestra protagonista solo le queda una opción, seguir las enseñanzas del pasado para hacerse más fuerte y poder enfrentarse en igualdad de condiciones al oscuro. El cual parece ser mas poderoso que nunca.

Si el primer libro nos sirvió como una pequeña toma de contacto, en esta segunda parte, veremos multitud de lugares insólitos y nuevos personajes más que interesantes. Un enigmático corsario, nuevos grisha, más historias, nuevas leyendas…

Tanto Alina como Mal serán los protagonistas nuevamente de la obra, aunque esta vez se puede decir que un tal Nicolai (Ojo con este tipo) también será una parte importante de la trama. Tanto como para decir que, gracias a él, el libro más que interesante.

Al igual que pasaba en el primero, el libro es un tanto lento, tanto que a pesar de que este libro se caracteriza por sus viajes y nuevos entornos. La sensación que trasmite es de quietud. No obstante, es de agradecer que nuestra visión se amplie enormemente desde el anterior libro. El tormento constante de Alina es palpable desde el minuto uno. Se habla de historias antiguas que hablan de un antiguo poder olvidado, que puede cambiar el curso de la guerra para siempre…¿Quién podría aguantar sobre sus hombros el destino de una nación?

Si el primer libro te gusto, este cumple con lo que promete, progresión de una historia incompleta, evolución de los personajes, mas interacción, mas poderes y más villano de turno.

 Aquí mi opinión sobre lo mejor y peor de este libro en concreto:

 LO MEJOR:

  • Un mapa maravilloso al inicio de los libros como siempre.
  • Una ambientación y trasfondo cada vez mas rica y en constante crecimiento.
  • Un sistema de magia muy decente, al estilo de hermosas criaturas.
  • ¿Poderes que pueden amplificarse? Eso siempre promete.
  • Sturmhond, es la razón de que este libro sea mejor que el anterior.
  • Otro libro más de la colección

LO PEOR:

  • Demasiados conflictos interiores,
  • Hola y adiós villano misterioso ¿Dónde has estado todo el tiempo?
  • Alina no termina de espabilar, vale que es nueva en este mundillo, pero tener un poder incompleto que quieres mejorar mediante atajos….Meh
  • Como la otra vez, la acción propiamente dicha es escasa.
  • Los protas de siempre, dos no son suficientes.

 

¿Mejora el anterior libro? Desde luego. ¿Recomendaría su lectura? Un claro Sí.

Tanto si estas por aquí por la serie o por el deber de un lector devorador de sagas, te prometo que con el tiempo mejora. Siempre que una saga de libros tiene mas fama por un personaje que por una historia, soy de los primeros que espera años para que el hype se desvanezca.

Es un comienzo prometedor de una autora, que tiene muchos años por delante para crecer y mejorar. Si le das paciencia, verás que su estilo y desarrollo se hace interesante de manera casi inadvertida.

Ya sabes lo que te toca, termina cuanto antes este, porque el próximo que viene es el final de la trilogía y te aseguro que no querrás quedarte a medias.

EL SUEÑO INCOMPLETO

 Como cada tarde, el profesor Julius cierra el libro de biología, lo guarda en su cartera, despide a los niños, espera a que salgan uno a uno del aula, tan ordenadamente como los ha disciplinado, y se marcha a paso ligero, ansioso por llegar a casa y salir cuanto antes en dirección al lago. Tiene miedo de llegar tarde. Por su paso jovial y decidido, nadie diría que ya supera los setenta. Fiel a su ritual, no hay tarde que no acuda a su cita. Sea verano o invierno, el profesor Julius abandona cualquier responsabilidad en cuanto el sol se tiñe de pasión el cielo, toma su cámara de fotos, el trípode, un bocadillo de atún, un frasco de zumo de arándanos que deja preparado por la mañana y un termo lleno de café recién hecho. Los vecinos, al verlo pasar, lo saludan amistosamente. Hay quienes creen que al final lo conseguirá, piensan que no es posible persistir en una idea, en un sueño, sin estar del todo convencido de su inevitable logro. Otros, menos entusiastas, se apiadan de él en secreto, ladean la cabeza con resignación, o se lamentan por su afán. Él asegura con un aire de abstracción en la mirada, pero sin un resquicio de incertidumbre, como un loco enamorado, que una vez la vio, que una vez sintió su piel de seda, que una vez, sólo una, pero una vez, la besó en los labios. Cuenta (¿Cuántas veces no lo habrá contado?) que fue una tarde de primavera, el día de sus veinte años, mientras dibujaba a mano alzada en el bloc que había recibido como regalo. Sentado frente al lugar más hermoso del bosque, mientras se deleitaba bajo el crepúsculo tardío, envuelto por los efluvios de los abetos, los abedules, el romero en flor, el insistente musgo y las caléndulas, las vio. Primero, tan sólo fue un destello ¿quizá un pequeño insecto emergido del agua? La vio po9r un momento o quizá por mucho tiempo, pero la vio, o eso creyó, haberla visto, haberla sentido, o ¿es que había brotado de sus propios trazos en el papel para ponerse a danzar gozosamente sobre las aguas ya oscuras y tenebrosas? Se frotó los ojos, éstos pueden confundir la mente a esas horas en las que el día deja de serlo sin que la noche haya cerrado. Abandonó el bloc sobre la hierba húmeda sin importarle echar a perder el dibujo, se levantó del tronco en el que estaba sentado y, aún con el lápiz en la mano, extendió el brazo en dirección al lugar del que provenía la luz. En ese instante, dejó de percibir el corretear de las aguas en el arroyo, el canturreo de los zorzales, el canto de los grillos. Le pareció que se cernía sobre él las grandes coníferas y que la luna llena se volvía minúscula en el horizonte. Devorado por el silencio, quiso acariciar a la criatura crecida, que revoloteaba tan cerca como para erizarle el vello. El bosque dejó de oler a bosque y el aire le quemaba con cada exhalación. La veía, la tenía delante, pero no sabe, por más que lo piensa, por más que lo ha pensado en todos estos años, más de medio siglo, en qué momento dejó de verla, en qué momento regresó el aullar de los lobos en la lejanía, el ulular de la lechuza para sacarlo del ensueño. Ya más despierto, no dudó de que el sabor que le había quedado en los labios, un regusto intenso a musgo y endrinas, era fruto del beso con que lo había enamorado. No dudaba de que lo había elegido. Así que regresó a la tarde siguiente, a la espera de que el incendio del atardecer anticipara el encuentro. Puso en alerta los cinco sentidos, la esperó, la esperó, la esperó pero no volvió a verla. Ni esa noche, ni todas las que siguieron después, pudo ya conciliar el sueño. Al principio tuvo miedo de contar sus anhelos, preservó con extremo secretismo sus escapadas nocturnas, sus desvelos hasta el amanecer. Volvía derrotado, exhausto por el esfuerzo, y un único pensamiento lo mantenía en pie hasta el hogar: regresar a la tarde siguiente. No fueron pocas las personas que trataron de disuadirlo; tuvo que sobreponerse a las ironías de quienes lo creían loco. Con los años, abandonó el cuaderno con el que cada noche había trazado el bosque jamás volvió a refulgir. Convencido de que habría una manera de captar el instante, se hizo con un trípode y una cámara para, si volvía aparecer, inmortalizarla. La misma cámara que ahora trae de vuelta, una noche más, exangüe, abatido, cuando la luna ya invita a recogerse. Antes de meterse en la cama (apenas si podrá dormir dos o tres horas), se preguntará si todos estos años habrás valido la pena; si, ahora que siente que el final está cerca, no habrá sido un error tanto empeño. Si no habría sido más feliz frente al fuego de un hogar encendido, con el olor a pan recién horneado y unos niños correteando en la cocina. Se lo preguntará mientras un espesor amargo lo hunda en el incompleto sueño. Quizá, como tantas otras mañanas, se levantará decidido a no volver a pensar en ella, determinado a  deshacerse de la cámara que tan sólo ha captado la belleza del lago al atardecer. Pero seguramente, cuando el sol esté a punto de caer, se le volverá a erizar el vello, se le dilatarán las pupilas, un regusto a musgo y a endrinas le brotará en la boca y , entonces, como cada tarde, cerrará el libro de biología, lo guardará en su cartera, despedirá a los niños, esperará a que salgan uno a uno del aula ordenadamente y se marchara a paso ligero, ansioso, en busca de sus veinte años. 


José Matas Crespo